lunes, 11 de febrero de 2008

inicio de curso

La semana pasada tuvo lugar el inicio del año escolar. Bueno, en teoría. La fecha oficial fue el lunes 4 de febrero, pero de momento se han hecho muy pocas clases y van a pasar unos cuantos días, si no semanas, antes de que el curso comience a andar a un ritmo normal. Un año más, el inicio de curso está siendo de lo más caótico. Los niños se van incorporando a la escuela poco a poco...Hay algunos que, tras la primera semana, todavía no han aparecido... Otros han llegado sin saber muy bien qué curso tienen que hacer... Algunos maestros no saben con certeza qué cursos les tocará impartir... Otros ni siquiera saben en qué escuela van a trabajar... Los horarios no están del todo hechos y, durante las primeras semanas, absolutamente todo va a ser provisional... Desde luego, Nicaragua es otro mundo en todos los aspectos, y su sistema educativo no es una exepción.

Va a ser un bastante complicado meter las clases de música en medio de todo este lío, pero vamos a trabajar duro para conseguirlo, como hemos hecho en los últimos años. Ilusión no nos falta. Esta semana ya hemos hecho clase en alguna de la escuelas y la alegría con la que nos reciben los niños nos ayuda mucho a luchar contra todas las dificultades con las que nos encontramos.

En un plano más personal, de esta primera semana destacaría dos cosas que me producen una mezcla de alegría y de tristeza.

Una, ver en sexto grado los niños que estaban en primero cuando yo llegué a Nicaragua. Es una gran satisafacción haber visto crecer a estos niños y haberlos acompañado en toda su Educación Primaria; pero es triste, a la vez, ver el bajísimo porcentaje de alumnos que ha logrado llegar a sexto grado sin perder ni un solo año (menos del 20%). La gran mayoría o bien ha repetido uno o más cursos (es toda una proeza superar un curso en Nicaragua) o bien abandonaron los estudios en algún momento y después los reanudaron, o sencillamente, los abandonaron definitivamente.

Y la otra, algo totalmente impensable en un país desarrollado, es que, tras menos de cinco años en Nicaragua, algunos de los alumnos más pequeños que tengo en pre-escolar...¡¡son hijos de ex-alumnas mías!! En Nicaragua, sobretodo en el área rural, son muy comunes los embarazos en adoslescentes o incluso en pre-adolescentes (y, por tanto, las abuelas treintañeras), y algunas de la niñas que tenía en sexto grado en mi primer año aquí, són ahora las mamás de mis alumnos más jovencitos. En un período relativamente corto de tiempo he trabajado con estudiantes de dos generaciones, lo cual de algún modo me hace cierta gracia pero, en realidad, es triste ver como estas chicas tan jóvenes han dilapidado su juventud (o su infancia) por una pura falta de educación...

Pero, una vez más, así son las cosas en Nicaragua. Y si aquí todo fuera perfecto, no tendría sentido que estuviéramos haciendo el servicio que hacemos y por eso seguimos adelante con todos los proyectos que hemos venido poniendo en marcha desde nuestra organización (por ejemplo, talleres de educación sexual para adolescentes). Desde el departamento de Ritmo en los barrios seguimos creyendo, como no, en el poder de la música para mejorar la educación de la niñez de Nicaragua.


Esperamos que las cosas comiencen a funcionar pronto con normalidad y que les podamos mandar buenas noticias.

1 comentario:

Anónimo dijo...

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